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La piedra en el cauce

La piedra en el cauce. Paradoja hídrica y experiencia situada

Guadalupe Carrizo


¿Dónde se encharca/sumerge la memoria? ¿Cómo encontrar el recuerdo de un río que fue? ¿quiénes se empaparon/mojaron en su cauce? ¿Qué paisaje les contuvo? ¿Será posible encontrar un remanso para volver a contemplarlo[1]?


A través de la invitación a participar del proyecto “Empalmes. Ruta de Artes Visuales”, de la Dirección de Artes Visuales, la artista Juliana Estrada y yo, Guadalupe Carrizo, diseñamos una propuesta artística específica para la localidad de Tafí Viejo, ciudad aledaña a la capital tucumana. En el marco de este proyecto nos propusimos repensar la memoria colectiva de la comunidad del barrio respecto a un cauce de agua que atravesó en algún tiempo geográfica y afectivamente el territorio y que luego desapareció.

Hilos de sentido que se entrecruzaron durante la experiencia situada realizada en la comunidad por medio de una jornada de taller de tejido, nos permitieron detectar maneras de interpelar desde saberes comunitarios la poética artística, abriendo posibilidades a nuevas percepciones e interpretaciones de la identidad local.

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Ubicada a 10 kilómetros al noroeste de San Miguel de Tucumán, Tafí viejo es la segunda ciudad más grande de Tucumán. Fue fundada en 1900 como una villa veraniega que en pocos años se vería transformada por la instalación de Talleres Ferroviarios y una prominente industrial citrícola, los cuales atravesarían su historia hasta el presente delimitando igualmente la identidad de la ciudadanía que allí habita desde entonces.

En este territorio, “las ventajas climáticas y las riquezas hídricas” (Nanni y Alvares, 2017) junto con la fertilidad de los alrededores montañosos constituyeron motivos principales para promover su constitución como municipio. Los bienes naturales de Tafí Viejo en general y la abundancia hídrica en particular, contribuirían al desarrollo agro-industrial en expansión en la provincia y al abastecimiento de agua para San Miguel de Tucumán desde fines del siglo XIX.

A partir de un proyecto para encauzar los ricos afluentes taficeños impulsado por el gobierno provincial y financiado por el nacional, en 1898, se inauguró una obra hidráulica que permitió a los habitantes capitalinos tener agua corriente desde sus cañerías por primera vez, solucionando momentáneamente los problemas de abastecimiento que la capital de la provincia sufría desde hacía tiempo debido por un lado, al retroceso del caudal de las vertientes del Rio Salí (las cuales históricamente habían sido la principal fuente de provisión), y por otro, a la abundante presencia de sedimentos y cianuro que estas poseían, haciéndolas peligrosas para consumo humano.

Mediante un sistema de cañerías se conectó la ciudad de San Miguel con el sistema hídrico natural taficeño y, en apariencia, esta medida solucionó el problema de aprovisionamiento. Sin embargo, como manifiesta el actual eslogan turístico de la provincia, Tucumán ha sido desde siempre una “tierra de contrastes” donde a pesar de la riqueza hídrica la escasez de agua o más bien su irregular distribución para riego y consumo particular, ha sido moneda corriente. Y como si esta situación no bastara, en los meses de verano en simultaneo a la carencia hídrica se precipitaban tormentas que ocasionaban inundaciones con severas pérdidas materiales teniendo entre sus consecuencias la interrupción del servicio de agua potable.

Esta paradoja hídrica perfiló las dinámicas de los barrios que se fueron constituyendo en los alrededores del centro de Tafí Viejo que curiosamente no se encuentra entorno a la plaza principal de la ciudad, sino que se estructura a lo largo de la Avenida Além teniéndola como columna vertebral de la vida social urbana taficeña, comercial e institucional.

El trazado urbano en Tafí Viejo estableció perpendicular a esta avenida “que conectaba el pie de las serranías con la estación y los talleres” (Nanni y Alvares, 2017) una calle en honor a Carlos A. Uttinger, polémico ingeniero y referente radical tucumano. Este homenaje se sumó a una serie de nombramientos que se iniciaron alrededor de la década de 1920 con la finalidad de enaltecer la imagen de personalidades políticas o “héroes radicales” como manifiestan periódicos de la época (Ídem, 2017).

Esta calle se ha destacado entre otras ya que al final de ella se encuentra el balneario La Toma, espacio recreativo público y gratuito al que accedieron desde siempre cientos de visitantes recorriendo, yunga arriba, este camino ubicado al oeste de la ciudad de Tafí Viejo. Y es aquí sobre la calle Uttinger al 1600 que la artista Juliana Estrada y yo, convocadas por el Ente Cultural Tucumán, a través de la Dirección de Artes Visuales y la Dirección de Acción Cultural y junto al Consejo Provincial de Cultura en el marco del Proyecto Empalmes, delineamos una experiencia artística que denominamos “La piedra en el cauce”, la cual será descripta en los siguientes párrafos.


EL PROYECTO EMPALMES

A través de la Dirección de Artes Visuales y la Dirección de Acción Cultural, el Ente Cultural Tucumán junto al Consejo Provincial de Cultura, propuso el Proyecto “Empalmes. Ruta de artes visuales”. El mismo se originó a comienzos del año 2022 ante la necesidad estructural en el ámbito artístico de descentralizar la producción de las artes visuales en la provincia de Tucumán, expandiendo las experiencias hacia diferentes contextos en localidades de los diferentes departamentos que componen la provincia, más allá de los centros urbanos hegemónicos (San Miguel de Tucumán y Yerba Buena)

La propuesta contempla encuentros en dupla de un/una artista visual de San Miguel de Tucumán junto a un/una artista visual de otra localidad a partir de destinos programados por la Dirección de Artes Visuales.

La intención es “ampliar la mirada sobre los modos de producción dentro de las artes visuales” (Ente Cultural Tucumán (15 de julio 2022)) y para ello, se confía en los vínculos y cruces entre artistas y la comunidad.

La primera experiencia se desarrolló en la ciudad de Aguilares (a 85 kilómetros al sur de la capital tucumana) durante el mes de junio de 2022 y tuvo como protagonistas a las artistas visuales Ludmila Ríos Guillén representando a San Miguel de Tucumán y Ana Singh de la sureña localidad que fue sede del primer destino de Empalmes. Ambas artistas, muralistas, organizaron una charla/taller y la realización de un mural con el público asistente y especialmente con estudiantes del Departamento de Artes Plásticas Aguilares de la Facultad de Artes de la Universidad Nacional de Tucumán.

El segundo destino de Empalmes fue en Tafí Viejo y contó con la participación de Juliana Estrada, artista nacida en San Salvador de Jujuy en 1980 y radicada en Tafí Viejo desde hace una década y con mi participación, Guadalupe Carrizo, nacida en San Miguel de Tucumán en 1987. Nuestro vinculo en común es una práctica artística mediada por el uso de fibras naturales y artificiales y el textil como lenguaje transversal en toda nuestra producción. Asimismo, ambas realizamos labores docentes y comunitarias en nuestras localidades. Es por esto que, a partir de las coincidencias en las prácticas discursivas, poéticas y estéticas, diseñamos una actividad relacional basada en un encuentro-taller de tejido comunitario que denominamos “La piedra en el cauce”


EXPERIENCIA SITUADA Y RELACIONAL

Una experiencia situada, en el ámbito artístico, encuentra su analogía en la enseñanza situada ya que ambas involucran “el pensamiento, la efectividad y la acción […]” (UAEH (s/f)) volviendo al sujeto participante “parte y producto de la actividad, el contexto y la cultura […]” (ídem s/f) de lo que se está desarrollando, es decir, una experiencia situada es una práctica especifica donde tanto los sujetos como el territorio donde se efectúa la expresión son protagonistas insustituibles del hecho artístico.

“La piedra en el cauce” además de haberse tratado de este tipo de experiencia posee una naturaleza relacional pues como afirma Nicolas Bourriaud en “Estética relacional”, a partir de los años 90 se han producido obras que “ya no tienen como meta formar realidades imaginarias o utópicas, sino constituir modos de existencia o modelos de acción dentro de lo real ya existente” (2008 p. 12) las cuales se consideraron precursoras de la denominada estética relacional por los lazos que en ellas se crearon entre el o la artista y la comunidad. En el caso de “La piedra en el cauce” lo real ya existente fue la comunidad donde se establecieron lazos (o relaciones) por medio del encuentro-taller de tejido comunitario. El mismo consistió en una jornada de intercambio de saberes prácticos entre las artistas y las vecinas que asistieron al taller donde se transfirió la práctica de tejido con diferentes técnicas, de fibras naturales (de palma, ñocha y chala entre otras) y de material plástico reutilizado (hilo PET y fleje) cedido por el CIAT (Centro de Interpretación Ambiental y Tecnológica) de Tafí Viejo durante una cálida tarde de invierno.

Confiando en que “es en los demás donde la expresión cobra relieve y se hace verdaderamente significado” (Merleau Ponty, p. 63), el diseño de este encuentro se fundó en testimonios de vecines de la zona con les que nos encontramos al estar investigando en territorio sobre la historia hídrica del barrio. Descubrimos que hasta mediados de los años 80 por la calle Uttinger recorría un cauce de agua que bajaba desde el balneario La Toma. El gobierno municipal decidió “rellenar” este arroyo con escombros y tierra cuando el agua que circulaba por el zanjón comenzó a escasear. De esta manera los tradicionales carnavales dentro de las aguas que fluían entre remansos frente a las casas de las y los vecinos se vieron interrumpidos.

A partir de estos datos recopilados ubicamos como eje del encuentro la memoria del cauce, priorizando la experiencia en primera persona de cada vecino y vecina, proponiéndoles trenzar sus vivencias e historias oralmente mientras tejíamos ese caudal de río que fue. Apelar al dialogo como forma de conocimiento fue la estrategia que intermediaba nuestra intención de recuperación de la memoria con el deseo de aprendizaje de la comunidad. El tejido fue el medio para iniciar la charla convencidas de que “la palabra […], es el vehículo de nuestro movimiento hacia la verdad […], por un tocar a distancia, es ineludiblemente una verdad perceptiva, es recuperación y anticipación” (Schilardi, p.198) por lo que por medio de la palabra intentamos promover la recuperación de esa remembranza colectiva.

Así se desenvolvió la jornada abierta a la comunidad donde el diálogo devino en testimonios y recuerdos de vecinos de la comunidad que en la acción recuperaron la memoria comunitaria de un cauce que existió en el territorio y es parte de su constitución identitaria.




La experiencia del mundo (lo que nos rodea: objetos y otros cuerpos) es propia de cada ser, se da por contacto directo, por lo tanto, el conocimiento que se obtiene de ella siempre es subjetivo y sujeto a modificaciones. No es transmisible. En este sentido la experiencia artística aquí descripta, realizada en julio de 2022 junto a Juliana Estrada en el marco del programa “Empalmes. Ruta de artes visuales” movilizó la percepción de la comunidad sobre si misma.

Con “La piedra en el cauce” intentamos romper la familiaridad o naturalidad con que el los habitantes del barrio circulaban por sus calles de tierra sobre el recuerdo subterráneo de un río de anécdotas pasadas compartidas. Por medio de una experiencia que interpelara la subjetividad este proyecto fue el “entre” en el cual la memoria se manifestó creando nuevos sentidos colectivos.

Sabíamos que “la experiencia tiene un sentido, es un texto a su manera; un texto escrito no por el ego cogito sino por el ego percipio de un sujeto encarnado” (Schilardi, p. 197) y que la materialidad tampoco se conoce, sino que se percibe. Entonces, materializar este “rio” implicaba en la participación, la decisión, la pertenencia y la presencia de cuerpos vividos. La corporalidad permitió el encuentro con lo otro y con les otres que formaron parte de este tejido sólido de la realidad. Realidad donde se integraron saberes y percepciones desde las que pudimos afincar en la conciencia de que somos porque somos históricos y somos en el mundo.




BIBLIOGRAFÍA


⁻ Bourriaud Nicolas, Estética relacional. 1a ed. 1a reimp. Buenos Aires: Adriana Hidalgo editora, 2008.

⁻ Ente Cultural Tucumán (15 de julio 2022) El Proyecto «Empalmes. Ruta de Artes Visuales» llega a Tafí Viejo. https://enteculturaltucuman.gob.ar/el-proyecto-empalmes-ruta-de-artes-visuales-llega-a-tafi-viejo/

⁻ Merleau-Ponty, Maurice. Signos. Barcelona, Seix-Barral, 1964. ("El lenguaje indirecto y las voces del silencio", pp.47-98).

⁻ Nanni, Facundo; Álvarez, José René; Historia del municipio de Tafí Viejo. Colección Historia de los Municipios de Tucumán Siglos XIX y XX; Imago Mundi; 19; 2017; 256

⁻ Schilardi, María del Carmen. "El cuerpo como "lugar" del sentido". En: Rovaletti, M. Lucrecia (Ed.). Corporalidad. La problemática del cuerpo en el pensamiento actual. Bs. As., Lugar Edit., 1998.

⁻ Schilardi, María del Carmen. "Fenomenología y racionalidad: el saber como institución, la universalidad concreta y la verdad como praxis". En: Rovaletti, M. Lucrecia (Ed.). Temporalidad. El problema del tiempo en el pensamiento actual. Bs. As., Lugar Edit., 1998 .

⁻ Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo (s/f) Gómez Ortiz, María del Pilar. Enseñanza situada, vínculo entre la escuela y la vida. https://www.uaeh.edu.mx/scige/boletin/tepeji/n2/r1.html#:~:text=El%20aprendizaje%20situado%20atiende%20a,quien%20lo%20desarrolla%20y%20aplica

[1] Catálogo de “La Piedra en el cauce”, experiencia situada desarrollada por las artistas Juliana Estrada y Guadalupe Carrizo el 23 de julio de 2022 en la ciudad de Tafí Viejo en el marco del proyecto Empalmes, Ruta de artes visuales.

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