COMO EN CASA
- Guada Lupe
- 13 de abr. de 2022
- 5 min de leitura
Me proyecté hacia La Paternal fantaseando un relevamiento de problemáticas ambientales locales (de aquí y de allá) para comparar similitudes y diferencias en pos de comprobar que en el entramado social se enlazan causas y consecuencias medioambientales convirtiendo, desde esta perspectiva, el aquí en allá indistintamente.
Llego al barrio como quien va a visitar a una tía cercana, recorro y concientizo que estoy aquí. Descubro que las diferencias son sutiles y que en el camino mi anhelo se transformó: se alteraron mis motivaciones y cambiaron mis expectativas. Se me manifiesta la certeza de que entre estas transitadas diagonales solo se da el inicio de un mapeo territorial federal que transitará por innumerables recovecos.
Aquí vuelvo a pensar en las entrevistas, en las asambleas, en las respuestas que esperé escuchar y en las experiencias que me impregnaron las personas, las veredas y los cauces.
Como en casa propuso un relevamiento en territorio ajeno.
Pero,
¿Qué delimita un territorio? ¿Qué es lo ajeno?
¿A quién pertenece lo ajeno?¿cómo nos identificamos con lo que no nos es propio?
¿cómo nombramos lo que ignoramos?
¿cómo protegemos lo que no conocemos?
Guadalupe Carrizo
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En una vereda de La Paternal, como a las veintitrés horas de un día de febrero, mientras conversábamos sobre algunas no tan afortunadas residencias y gestiones en Capital Federal de artistxs de Tucumán, Franc dijo que quizás lo importante sea pensar “cómo les artistas de Tucumán nos contaminan a nosotres”.
Pienso que el título de la experiencia de Guada, “Como en casa”, es primero dulce y después una burla. Es una burla, no por parte de la artista, sino por parte de la especie humana en su supervivencia devenida en destrucción masiva del planeta. No puedo ingresar a escribir este texto desde una postura ambientalista, no sólo porque no soy tal cosa -no tengo la suficiente militancia- sino porque no tendría sentido esa elección facilista si lo que venimos a hacer es a pensar desde el arte. La expresión “como en casa” tira del hilo de lana suelto y desarma el tejido de las tensiones entre CABA y las provincias de Argentina. Es difícil disputar la hegemonía de los recursos a los centros de poder sin pensarnos a nosotres mismes -tucumanes, provincianes- desde una periferia y sin entrar en conflicto interno al aceptar las reglas del juego y usar las estrategias que éste nos impone. Seguimos pensando cómo desandar un carrete histórico de desigualdades entre los centros y las periferias, y queremos creer que también estamos haciendo algo con eso que pensamos.
Hay algunas problemáticas que por su urgencia y radicalidad nos ponen frente a nuestras contradicciones internas. Separamos los desechos reciclables de los no reciclables, dejamos de comer carne, compramos mercadería en el mercado local y orgánico; pero también seguimos generando desechos que terminan en basurales, seguimos comiendo huevos y lácteos o seguimos comprando en el super productos manufacturados. Guada me decía que CABA es una ciudad caminable, que no tiene distancias inabarcables. Es verdad que en algunos momentos del día lleva el mismo tiempo esperar el colectivo y tomarlo hasta llegar a tu destino que caminar todo el trayecto pero, robándole una pregunta a Maya, “¿quién tiene tiempo para caminar media hora?”. La cuestión es esa, que une piensa el problema, diseña posibles soluciones, las ejecuta y las va probando, pero el sistema ha diseñado una lógica eficaz que se encarga de desarticular las pequeñas o grandes rebeliones y reabsorbe toda posibilidad de enfrentársele. Pero por algún lugar hay que empezar, y las viejas dicen que “se empieza por casa”. Nunca le pregunté a Guada cómo hizo su camino en la militancia ecologista, yo la conocí así y para mí siempre fue así. Pero hay algo entre las categorías “Tucumán” y “medioambiente” que, puestas en el contexto de esta exposición y de este texto, se atraen cuánticamente y forman un enlace de dos átomos en un sistema estable de resistencias políticas. La reunión de diez personas aquí, de cien más allá, la bandera que llevan a todo encuentro, las marchas, protestas, los carteles hechos con la cartulina o el cartón que tenía a mano, el árbol que plantaste hoy, los árboles que plantaremos mañana. Y nunca dejar de hacer.
Por eso defiendo la lógica de la molestia. Resistir y molestar, y nunca dejar de molestar, es la forma de disputar el poder. Sí, aceptamos las reglas del juego y tiro el dado una vez más para avanzar un casillero, pero en cuanto encuentre la fisura en las normas, la tomaré y la tomaremos. Y mientras seguimos tirando el dado, nos avisaremos en voz baja de las fisuras por donde iremos metiendo una gota de agua, una obra de arte, un poema. De molestia en molestia llegamos aquí, y molestando seguiremos para donde haya que seguir.
Romina Rosciano Fantino CABA- San Miguel de Tucumán, febrero de 2022
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El juego del cordel.
Patricia Morante escribe a partir de la muestra COMO EN CASA de Guadalupe Carrizo inaugurada el 4 de marzo de 2022.
Paredes enfrentadas e hilos invisibles que conectan las palabras, problemas que se entretejen, que provienen de una misma matriz y, tal vez, no; pero creemos que sí. Lo que pasa en el Norte pasa en el Sur y, a veces, no; pero casi siempre, sí. Lo mismo de Este a Oeste y viceversa.
Llegando a ElLocal, el lugar de la muestra, en La Paternal, ya se lee una vidriera con slogans "esperanzadores". En realidad, nos resultan irónicos, como cualquier frase que pueda decir alguien que hace la plancha en el mar de problemas. Fondo colorido y brillante de glitter, para más datos. Letras grandes, fotografiables desde la vereda de enfrente, más allá de los cuatro carriles de la J. B. Justo. "Aquí también la Nación crece" y "Una ciudad más disfrutable para todos los vecinos". Dos reposeras en la vereda también convocan.
Franqueamos la puerta, miramos a un lado y al otro. No sabemos por dónde empezar pero arrancamos.
Guada hace un relevamiento basado en problemáticas y asambleas cuyos integrantes ponen el cuerpo día a día, nadando y, a veces, naufragando en los problemas y buscando la forma de salir a flote, tratando de encontrar la solución, de ser escuchados y de que sean reconocidos los derechos de las personas y de la naturaleza. Y es abrumador, al principio, ver los afiches con tanta información. Un mapa conceptual a la izquierda. Carteles con letras grandes, carteles con letras pequeñas y flechas que van tejiendo las relaciones entre las problemáticas. A la derecha, una bandera interminable, que promete agrandarse aún más, tal vez infinitamente, con los nombres de las asambleas que están trabajando, chequeadas cuidadosamente por Guada. Aquí sí está la esperanza, sin comillas ni ironías.
Me gusta de Guada, que invita, que comparte, que presenta una muestra no acabada sino como el principio de algo. Y me gusta pensar que el poema está en esos hilos invisibles/silenciosos, al principio, que entretejen las paredes enfrentadas de la muestra, por donde creemos que continúa el mapa.
En ese tejido está el intercambio de ideas y opiniones que propone Guada y la pared en la que está fijado el cartel ASAMBLEA PERMANENTE se va conformando en un dibujo que se agranda a lo alto y a lo ancho abarcando casi todo el espacio. Como en las figuras de cuerda, el juego de manos basado en un hilo, o similar, cerrado y anudado formando aros en el que el cordel debe disponerse entre las dos manos que comienzan formando una figura...
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